Es una obra que evoca la magnificencia y el misticismo del paisaje desértico, capturando la esencia de la luz del sol que se refleja sobre las arenas doradas y las formaciones rocosas. Esta pintura busca transmitir la quietud y la inmensidad del desierto, mientras que los destellos de oro y cobre representan la riqueza y la historia que subyacen en estos parajes aparentemente áridos.